Contrato Social por la Educación

Reflexiones | DESNUDANDO REALIDADES

DESNUDANDO REALIDADES

Francisca Morejón

La crisis del coronavirus configura, sin duda alguna, la mayor prueba que la sociedad humana globalizada ha tenido en pleno siglo XXI.  La pandemia desnuda situaciones lacerantes de todo tipo, el drama humano que se vive no tiene límites; Ecuador no escapa a esta realidad. No hay duda que la pandemia devela con fuerza las desigualdades.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe-CEPAL, ha determinado que la situación social de los países de la región, incluido Ecuador por supuesto, aún antes de enfrentar la pandemia del COVID 19, ya sufría un creciente deterioro debido a las desigualdades e iniquidades sociales, que han incrementado los índices de pobreza y de pobreza extrema, cuya consecuencia se evidencia en el aumento del descontento social.

De un momento al otro, el mundo se puso en pausa para combatir una pandemia que colapsó la economía, vació las calles por el confinamiento y apagó las luces del saber en millones de aulas; la pandemia es mucho más que una crisis de salud. El desmoronamiento social, educativo, económico y político, dejará profundas cicatrices e importantes efectos negativos en los distintos sectores sociales.

La crisis es un tablero de oportunidades, la pandemia no dejará ganadores, pero si grandes lecciones. Recomponer y reformular son las palabras claves, un pacto ético entre gobernantes y gobernados es una tarea importante; otra es, forzar un cambio sobre la base real de lo vivido, para aprender de los errores cometidos.

Los cambios que el país exige para avanzar, después de esta embestida que ha encontrado a un Ecuador desprevenido, sin liderazgo político ni recursos necesarios para afrontarlo, pasan inevitablemente por la política. En este sentido hay dos realidades que debemos enfrentar: los ciudadanos no pueden pensar la moral omitiendo la política; y los políticos no pueden creer que la legitimidad que obtienen en las urnas los habilita a prescindir de la moral.

Políticos desesperados por hacer fortunas y ciudadanos que justifican los robos porque hacen obras, no son la dupla perfecta para progresar y salir de la crisis que nos deja la pandemia. La sociedad democrática tiene que estar cimentada en valores y reglas que den sentido a la política y sea la fuerza que impulse las transformaciones sociales que necesita el país.

Indudablemente, no habrá ningún cambio posible sin planteamiento de políticas desde la ética pública y laica en el ejercicio del poder, pero tampoco lo habrá en lo social sin un cambio personal y responsable de los y las ciudadanos/as. El desafío esta lanzado; las propuestas y estrategias políticas eficientes serán, las que tomen en cuenta los intereses de la población diversa del país, en donde las mujeres, que son la mitad de la población, tengan un rol fundamental.

Contrato Social por la Educación en el Ecuador

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