EL ARTE DE IMPROVISAR
Cecilia Angulo
Educadora y Actriz de teatro
“El agua es un ser vivo”, me dice Gabriel de 6 años en la clase de ciencias naturales. Yo me debato entre “corregir” lo que acaba de decir para que a los estudiantes les quede clara la diferencia entre seres vivos y seres inertes (según el libro de texto) y por otro lado mis ganas de entender de dónde proviene esa lógica, que además es un asunto secundario, porque una parte de mi sabe que pensar que el agua es un ser vivo tiene todo el sentido del mundo.
Varios episodios como estos en el aula de clases, me llevaron a dejar de querer educar y empezar a escuchar, a atreverme a salir de los márgenes de una planificación preestablecida, a abrir la mirada y la escucha hacia las personas con las que estaba compartiendo y sobre todo a improvisar.
Improvisar dicen, es un arte, nos movemos sobre la base de lo que ya conocemos, pero somos capaces de crear a partir de lo desconocido y no hay nada mas cambiante que un grupo humano compuesto por personalidades y realidades tan distintas. En qué momento como docentes y como personas en nuestro cotidiano, empezamos a cristalizar nuestros conocimientos y creencias, en qué momento dejamos de ser conscientes de esto y empezamos a actuar de manera automática.
Si algo nos ha brindado este periodo de crisis es el recobrar la capacidad de improvisar, volver a la conciencia de que lo único certero que tenemos en la vida es el cambio y nos debemos a este movimiento permanente. Para esto lo principal es la aceptación, que no es lo mismo que resignación, la aceptación conlleva una apertura auténtica, un quiebre necesario en nuestros esquemas de vida y una vez que aceptamos, estar abiertos y dispuestos a la acción, para esto es importante entender qué pasó antes y así poder valorar y abrazar lo que vendrá después.
En mi paso por la docencia de niños y niñas uno de los aprendizajes más importantes fue que existe en nosotras las personas una sabiduría innata que nos permite conectarnos con otros seres humanos y con cada situación, es aquella a la que llamamos intuición, y esta es la brújula principal de la improvisación. En la creación teatral existe una regla: si bien lo general contiene a lo particular, lo particular no necesariamente contiene a lo general, menciono esto porque para ser buenos improvisadores de la vida, nuestra mirada y escucha deben estar abiertas para poder detener un momento y realmente observar cual es la necesidad del todo. En este todo o en esta generalidad estaremos incluidos de por si, lo colectivo ya nos contiene.
Pretender hacer las cosas como las hemos hecho siempre dadas las circunstancias actuales, sería un despropósito, dejar de luchar contra el cambio que nos propone este tiempo y encontrar las oportunidades que nos ofrece será nuestra mejor manera de despertar al ser improvisador que llevamos dentro, de recuperar nuestro conocimiento mas puro y concreto, la intuición, de poder fluir ante la vida como lo hace el agua, que en mi por cierto permanece la duda de si es un ser inerte o un ser vivo…



